En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, y en el Año Internacional de las Lenguas Indígenas, se resalta el aporte de los pueblos originarios a la diversidad y a la riqueza del patrimonio cultural mundial, su aporte a las ciudades y su desarrollo, y se alienta a los gobiernos locales de la región a adoptar medidas para preservar, revitalizar y promover sus lenguas y su cultura.
Nuestras ciudades son, por voluntad propia, la casa de todos y todas. Llevamos años trabajando para hacerlas lugares seguros, amables y resilientes para todas las personas que viven en ellas y para quienes llegan en busca de mejores oportunidades de vida.
Han sido nuestras ciudades las que han acogido a quienes, huyendo del hambre, las guerras, el abandono y la falta de oportunidades, se han aventurado hacia contextos ajenos y desconocidos, con todos los riesgos que implica. Los pueblos indígenas que componen nuestras culturas y habitan territorios de toda la región, y que son expresión de la mayor diversidad cultural del mundo, se encuentran en los niveles más bajos de la pobreza, debido a la exclusión política, social, económica y cultural, al acceso limitado a servicios básicos, y a la poca inversión para mejorar sus condiciones de vida. Y en busca de soluciones a esa exclusión, se aventuran primero a las ciudades y luego a otros países.
Hoy el mundo es global y las culturas conviven en situaciones muy complejas. Hombres y mujeres proveniente de todas las etnias del continente se insertan en comunidades totalmente diversas, haciendo un aporte invaluable al desarrollo social. Sus trabajos, en muchos casos precarios y mal remunerados, resultan vitales para mantener industrias y sostener la economía del cuidado en entornos más desarrollados. A su vez, el sistema de remesas de estas poblaciones hacia sus comunidades de origen dinamiza de cierto modo las economías locales.
Sin embargo, la xenofobia, discriminación y explotación laboral son algunos de los graves problemas a los que se enfrentan los y las migrantes de nuestro continente y resulta fundamental que encaremos, desde los gobiernos locales, políticas de acogida que promuevan la inclusión cultural, la formación ciudadana y la sensibilización para eliminar la discriminación, particularmente hacia mujeres y jóvenes, que son las poblaciones más vulnerables.
Desde Merco-ciudades alentamos a todos a abrir espacios para que, desde cada uno de nuestros lugares se exprese de la manera más genuina y segura la “Diversidad que hay en ti”, que hay en cada uno de nosotras y nosotros.