El objetivo de la jornada fue inaugurar un espacio de recuerdo y valoración que permita homenajear a todas las personas que ya no están, mantenerlos en la memoria y reconocer a quienes han padecido la enfermedad y aún la padecen a través de sus secuelas.

El evento contó con el testimonio de familiares de fallecidos y fallecidas por COVID-19, supervivientes y personal de la salud. Además, se realizó el encintado de árboles del parque en representación de las más de 7.000 víctimas de la pandemia, la colocación de una escultura conmemorativa, la siembra de un árbol de lapacho blanco y la interpretación de la retirada Despedida a las despedidas que no pudimos tener de la murga Asaltantes con Patente.

Silvina Quintana, hija de una víctima de COVID y organizadora del homenaje, manifestó que la idea surgió a partir de la ceremonia íntima que se llevó a cabo en su familia para despedir a su padre, que les permitió cerrar un ciclo de dolor, consecuencia de una pérdida tan grande. A partir de este hecho, Silvina consideró que “más allá de lo que había pasado mi círculo íntimo, también lo teníamos que reflejar como sociedad, teníamos que cerrar el ciclo para poder despedir a las personas y que pueda quedar un recordatorio permanente”, y que este sea “de una manera linda, rodeado de naturaleza”. Quintana destacó el trabajo conjunto con la Alianza de Pacientes Uruguay y el apoyo de la Intendencia de Canelones, de la Dirección del parque Roosevelt y de la Sociedad de Paisajistas, quienes permitieron desarrollar el evento.

El Presidente de la Alianza de Pacientes Uruguay, Agustín Menéndez, reflexionó sobre el rol de la memoria y lo que representa este homenaje “para que el dolor que se encarna en cada familia disminuya” y, de esta forma, poder “dejar testimonio de lo que vivimos para que los que vengan luego nos recuerden”. En este sentido, Menéndez aseguró que “ponerle palabras al dolor es la forma, no de olvidar, pero sí de que duela menos”. Sobre esto, el psicólogo Alejandro De Barbieri, que participó del evento, explicó que resulta muy terapéutico “generar un espacio que funcione como un ritual de despedida” de las personas que fallecieron y que a su vez incentive el intercambio entre supervivientes y familiares de fallecidos.

En su testimonio, Ricardo Alarcón, ex presidente del Club Nacional de Fútbol, que transitó la enfermedad en 2021 y tuvo que ser internado, resaltó el gran trabajo de médicos y enfermeras y dijo que “todos los que pasamos momentos tan difíciles estuvimos rodeados por todo el personal de la salud”, quienes “se jugaban la vida todos los días” sin saber qué les deparaba el destino. Alarcón agradeció profundamente “a todos los médicos que pelearon para poder salvarme la vida” y enfatizó el valor del vínculo de solidaridad y apoyo establecido entre pacientes y equipo médico, afirmando que las víctimas de la pandemia “no murieron solos, lo hicieron rodeados de gente que no los conocían pero que les dieron sin ninguna duda el apoyo y el corazón de manera permanente”.

Sobre la escultura conmemorativa, su creadora, Gabriela Ruibal, sostuvo que fue creada con materiales provenientes del mar y que es una metáfora que representa la crisis frente a una pandemia que paralizó al mundo entero, pero también la fuerza de resurgir como humanidad a través de la solidaridad, el apoyo y la memoria. Por su parte, Ángel Caballero, artista plástico responsable de la pintura de la obra, explicó que los colores utilizados (azul, amarillo y verde) evocan “el nexo entre el aquí y el allá” y el vínculo con la naturaleza para poder “acercar el finito al infinito y unirlos en una expresión totalmente espiritual y real”.

Con gran sensibilidad, la murga Asaltantes con Patente cerró la jornada con la interpretación de la Despedida a las despedidas, canción que refleja la experiencia del dolor por las pérdidas sufridas y la esperanza de un reencuentro en el futuro.